Unos de los miembros de esta familia subia con frecuencia a su torre-mirador mirando hacia el mar. Entonces al ver uno de sus navíos cargado de plata de las Indias pronunció estas palabras: "Quiera Dios o no, soy rico". En ese momento y por castigo divino la embarcación se hundío ante sus ojos en la barra del rio y, presa de la desesperación, su dueño se arrojó al vacío.
Cuenta la leyenda que si te asomabas desde el torre-mirador se podia contemplar los restos de sangre en los tejados. Naturalmente a dia de hoy no existen esos tejados y no se puede contemplar. A continuación os mostramos varias instantaneas desde el torre-mirador de la maravillosa vista de la desembocadura del rio Guadalquivir.
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